Escarabajos en el pan. En busca de sus parásitos.

Fuente de la imagen Wikimedia Commons

Hace meses en el piso que comparto me hicieron llamar que había bichos en la cocina e incluso larvas. ¿De dónde salían? Abriendo los armarios encontramos unos lote de tostadas de pan, en la cual habitaban los escarabajos. ¡E incluso habían avispas parásitas! Recogí el material biológico con el pan a un tarro de cristal y allí quedó la cosa. He llevado de allí para acá el tarro en la mochila. Además me da vergüenza reconocer mis despistes. Ya que con el ajetreo rutinario no miré como seguían dichos bichos. Es más pensaba que después de cinco meses estarían muertos. Pues no. Vivos están. He de decir que la población de parásitos se extinguió. ¿Serían las avispas calcídidas de la familia Pteromalidae?

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Respecto a los escarabajos serán integrantes de la familia de los anóbidos. ¿Cómo lo sé? Bueno algo de experiencia y sobre todo porque la cabeza queda oculta por el pronoto desde la vista dorsal. Tendré que repasar si es Lasioderma sp, Stegobium sp. Aunque como me recordó mi maestro, posiblemente sea Stegobium paniceum (Linnaeus, 1758).

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Quizás pueda utilizar estos anóbidos como señuelo para obtener avispas parásitas de mi localidad que sean lo suficientemente generalistas para utilizarlos como huéspedes. Para ello debo poner en un recipiente de plástico con una red lo suficientemente pequeña para que no se salgan los escarabajos y que puedan entrar las avispas. ¿Difícil? Ya lo veremos. La cuestión que me hago es si dicha trampa la deberé poner en un ambiente urbano, agrícola o de monte. ¿Sugerencias? Lo primero que haré es dicha colonia de escarabajos fomentarles que crezcan y se multipliquen. Después diviré las poblaciones y las utilizaré como reproductoras y las otras como señuelos. Otras preguntas que me hago. ¿Qué feromona, sonido o pista visual guía a las avispas hacia su huésped?